Cuando hay masivas protestas antigubernamentales, dos funcionarios del ente rector de las telecomunicaciones suelen subir a una verde montaña de Caracas y aguardar la llamada de sus jefes para cortar la señal de las antenas de la televisora privada Globovisión, dijeron dos trabajadores de la cadena.
A la estación le han advertido que si transmite en vivo los choques con las fuerzas de seguridad durante la actual ola de protestas contra el presidente Nicolás Maduro, o si durante su programación se escuchan palabras como “dictadura” o “desobediencia”, el organismo le bajaría el interruptor al canal de noticias, relataron los empleados.
“La amenaza es diaria”, denunció un trabajador de Globovisión, que pidió mantener su nombre en reserva.
“Conatel es quien decide la cobertura”, agregó en referencia al ente rector de las telecomunicaciones.
Las movilizaciones antigubernamentales, en medio de las que han fallecido casi 60 personas, han recibido un menor despliegue televisivo que otros momentos de tensión política, debido a una mayor presión del Gobierno, incluso, sobre canales considerados cercanos, relataron analistas y trabajadores de las televisoras.
Si bien la tirante relación del Gobierno con algunos medios se remonta al mandato del fallecido presidente Hugo Chávez, en el último tiempo, informarse en televisión sobre las protestas, se ha vuelto cada vez más complicado.
“Estamos evaluando siempre el comportamiento de (Globovisión) y de algunos de sus anclas. A veces sostenemos conversaciones afables con su Presidente”, dijo el director de Conatel, Andrés Méndez, al canal estatal VTV, hace unos días.
Ni Méndez ni Globovisión respondieron a solicitudes de Reuters sobre las denuncias de censura.
Las pocas veces que aparecen en Globovisión imágenes en vivo de las protestas, éstas no deben durar más de un minuto y tienen que estar seguidas de declaraciones del oficialismo, dijeron a Reuters trabajadores de este canal de noticias.
Y en el resto de las principales televisoras privadas del país -Venevisión y Televen- los reportes sobre las movilizaciones lucen editados para evitar ciertas palabras como “represión” o imágenes que, por ejemplo, muestren choques entre manifestantes y guardias.
Sin embargo, los canales entrevistan a los líderes opositores, derribando las frecuentes afirmaciones de que la oposición ha sido borrada de la programación.
Los reporteros aseguran que parte de su trabajo sí se difunde, aunque casi nunca en vivo.
El Gobierno de Maduro dice que es víctima de un complot de los grandes medios internacionales y ha realizado encuentros con sus representantes para pedirles mesura en su cobertura.
“Si te pones a analizar la violencia de los últimos días, no alcanza ni el 1 por ciento de lo que pasa, pero en otros países piensan que Venezuela está en guerra”, dijo la canciller Delcy Rodríguez, en un encuentro con medios en abril.
A pesar que Globovisión dice haber cumplido con las normas establecidas por el ente regulador estatal, fue sometido este año a un proceso legal por una entrevista a un diputado opositor quien calificó de “dictadura” al Gobierno de Maduro.
Es la más reciente advertencia que recibe el canal, desde que en el 2013 fuera adquirido por un poco conocido grupo de inversores locales cercanos al Gobierno y dejara de ser considerado una ventana para los líderes de la oposición.
“Desde ninguna operadora de comunicación del país se pueden emitir mensajes que vayan contra el Estado de Derecho (sin que) esa operadora marque distancia de inmediato (con respecto a esos dichos)”, dijo Méndez sobre el proceso pendiente a Globovisión.
Una gran parte de las televisoras en el país están bajo control gubernamental, mientras que algunas señales privadas operan con restricciones por tener licencias vencidas y en trámites de renovación que sobrepasan los dos años.
En ese contexto, los tres grandes canales privados del país le han pedido a sus periodistas “tener cuidado” al difundir las informaciones, según coinciden sus trabajadores.
Pero al grito de “¡Fuera!”, “No dicen la verdad” simpatizantes de la oposición han encarado a reporteros en las protestas. A un equipo de Globovisión le arrojaron gasolina y le rompieron los vidrios de su vehículo, relataron los agredidos.
“Hay mucha más agresividad. Se atraviesan en la cámara. Me gritan y lanzan groserías”, describió un reportero de otro canal privado local bajo condición de anonimato.
Y los medios internacionales no son ajenos a este escenario.
Este año, Conatel sacó del aire a tres canales internacionales. Dos de ellos, que transmitían en vivo las protestas, fueron suspendidos en abril acusados de dar “una cantidad de información absolutamente infundada y falsa”, justificó su portavoz.
Después de esto, CNN en Español quedó bloqueado en el país y otros cuatro canales “están en observación” de Conatel, apuntó su director.
“La revolución bolivariana tiene claro el impacto comunicativo que sigue teniendo la televisión en Venezuela”, dijo Andrés Cañizalez, experto en temas de telecomunicaciones.
El analista, quien es crítico del Gobierno, contó a Reuters que conversó con un director de una empresa de televisión por suscripción que le reveló que las llamadas de Conatel son “frecuentes” y en “tonos amenazantes”.
“Constantemente estamos siendo monitoreados por ley”, dijo Ronald Rodríguez, presidente del gremio que agrupa a las empresas de servicios de televisión por suscripción.
La presión sobre la prensa llega, incluso, después de un giro en la línea editorial de la mayoría de medios que eran pro opositores tras cambios en sus administraciones, luego que Maduro asumiera el poder en abril del 2013.
A raíz de un denunciado veto a favor del Gobierno, periodistas de los canales nacionales se mudaron a pequeños medios digitales, con un alcance más limitado, en un país donde la mitad tiene acceso a Internet, según cifras privadas.
Las marchas en Venezuela suelen transmitirse en vivo por esos nuevos medios de televisión digitales, pero han reportado bloqueos temporales para acceder a sus sitios de Internet.
Maduro se quejó hace días del predominio opositor en las redes sociales. Sin dar mayores detalles, el portavoz de Conatel adelantó que están en proceso de adquirir una tecnología especial para regular con “más eficacia” a los medios electrónicos, como dice lo hacen China y Estados Unidos.
“Yo me entero de lo que pasa en mi teléfono en las redes sociales”, dijo Claudia Mejías, una peluquera que a través del cable, sintoniza en su sitio de trabajo en Caracas el canal internacional Caracol para estar atenta a las últimas noticias y enviarlas a sus amigos por WhatsApp.
Deisy Buitrago y Corina Pons / Reuters / La Patilla
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