Era casi mediodía cuando un camión con alimentos llegó a un supermercado de la ciudad de Guarenas. Pero la guardia militar se llevó la carga y la gente enfureció: “¡Queremos comida!”, gritaban rompiendo la fila para protestar, una escena cada vez más frecuente en Venezuela, reseña La Patilla.
Muchos llevaban horas haciendo cola para comprar alimentos a precios subsidiados en “Paga Poco”. No obstante, cuenta Haydé Terán, la alcaldía dispuso que “la mitad de los alimentos que llegaran a los mercados privados” se distribuyeran a través de un sistema comunal creado por el gobierno.
Como parte de un estado de excepción y emergencia económica decretado el pasado viernes, Maduro ordenó a las fuerzas de seguridad garantizar con comités de ciudadanos la entrega de bolsas de alimentos casa por casa, para evitar que vayan a parar a manos de “bachaqueros” (contrabandistas).
“Ese decreto no soluciona nada. La gente lo que quiere es comida. No hubo saqueo, pero trancamos las calles en la protesta. Esto está muy tenso”, dice la mujer, quien grabó los hechos con su celular. En videos que circularon en Twitter se ve a la gente protestar y a algunos correr tras el camión.
Mientras relata a la AFP lo ocurrido pocas horas antes, esta ama de casa de 48 años hace cola afuera de una pequeña panadería de Guarenas, unos 45 km al este de Caracas, bajo la vigilancia de efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB).
“El gobierno le tiene miedo a Guarenas porque aquí empezó el ‘Caracazo”, dijo su amiga Yanina Díaz, una técnica en turismo de 49 años, al referirse al sangriento estallido social de febrero de 1989, detonado por un aumento de los precios de la gasolina y las tarifas del transporte público.
Maduro, que atribuye la crisis a una “guerra económica” de empresarios de derecha, sostiene que la oposición tiene como estrategia propagar la idea de que Venezuela enfrenta una “crisis humanitaria”, junto con actos de violencia.
“Sabemos que detrás de estos hechos están dirigentes de la oposición interesados en desestabilizar” para derrocar a Maduro”, declaró Rodolfo Sanz, alcalde oficialista de un municipio en Guarenas.
En Guarenas abundan los muros con el rostro del líder socialista Hugo Chávez, pero las carencias cotidianas han exacerbado el malestar contra el gobierno y en los últimos días se han registrado desórdenes en sus calles.
Desde que Maduro decretó el estado de excepción para encarar la crisis económica y contener la ofensiva de la oposición que busca sacarlo del poder, la tensión política arreció. Pero la temperatura social se mide en las filas, cada vez más largas, que hacen todos los días los venezolanos para conseguir comida.
“¿Qué va hacer con el decreto de emergencia?, él lo que tiene que hacer es buscar comida por allá, por el ‘carrizo’ (lejos) y traerla para acá”, aseguró Migdalia López, de 51 años.
Ella también estuvo en la protesta temprano y comparte la cola del pan. Pero a diferencia de Haidé y Yanina, ella dice haber sido revolucionaria. Votó siempre por Chávez (fallecido en 2013)y su sustituto Maduro.
“Aquí en Guarenas había gente revolucionaria, pero ya la gente no quiere revolución, lo que quiere es comida. El pueblo tiene hambre. Estamos cansados de hacer cola, de matarnos por un cartón de huevos o una harina pan”, se lamentó.
El país petrolero, golpeado por el desplome de los precios del crudo, sufre una escasez de dos tercios de los bienes básicos, una contracción económica de 5,7% y la inflación más alta del mundo, de 180,9% en 2015.
Con frecuencia, usuarios de las redes sociales publican fotos y videos de pequeñas protestas, intentos de saqueos o incluso saqueos, que están ocurriendo en distintas ciudades de Venezuela, incluida Caracas.
El coordinador del Observatorio Venezolano de la Conflictividad Social, Marco Ponce, señaló a la AFP que esa ONG contabilizó más de un centenar de saqueos y conatos de saqueos en el primer trimestre, así como cientos de pequeñas protestas.
Según una encuesta de la firma Datanálisis, 70% de los venezolanos apoya un cambio de gobierno. “No le veo a esto solución, es mejor que vengan otros a mandar, pero no esos escuálidos (opositores) del coño. ¡Tampoco!”, dijo López.
“Yo soy del estado de Barinas, de Sabaneta, donde nació Chávez, y allá la gente está pasando hambre”, aseguró Haydé, recostada en una pared donde está pintado el rostro de Maduro.
Cerca de ella, un hombre en bicicleta grita con ironía: “¡Llegó el pan socialista!”. Los comentarios suben de tono y la fila se ordena. “Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caer”, corean unos vecinos desde las ventanas del edificio que alberga la panadería.
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