Una de las mayores preocupaciones del Gobierno de Estados Unidos respecto a Venezuela es la “perspectiva sombría que trae su economía” cuya recesión, inflación y escasez pueden acarrear consecuencias sociales y políticas impredecibles.
A ese panorama se suman las acciones del presidente Nicolás Maduro para silenciar a sus opositores, algunos de los cuales se encuentran en prisión.
De algo está convencida la administración del presidente Barack Obama en lo que respecta a Venezuela: hay una profunda crisis institucional que está debilitando la democracia, la economía es una bomba de tiempo, y de ser necesario aplicar nuevas sanciones contra funcionarios corruptos o violadores de derechos humanos, saldrían a relucir nuevas listas de impugnados.
“EEUU sigue preocupado por las perspectivas sombrías de Venezuela. Nos mantenemos vigilantes ante el deterioro de la situación económica, incluyendo una profunda recesión, la escasez de productos, y la inflación”, expresó un funcionario del Departamento de Estado interrogado por DIARIO LAS AMÉRICAS sobre la relación entre los dos países.
La inflación en Venezuela para 2015 fue de 180,9%, la más alta del mundo, debido principalmente a la caída de los precios del petróleo y la baja producción nacional por la falta de dólares. Esto también impactó el comercio con EEUU, cuyo intercambio comercial en 2015 cerró en $20.856 millones, una caída de 41,2% en comparación a 2014, según el Census Bureau.
Caracas y Washington no terminan de avanzar en una agenda clara que les permita salir del inmovilismo en el que están sus relaciones, lo que ha impedido el trabajo pleno en cooperación antidroga y lucha contra la corrupción que tanto están afectando a la nación suramericana.
Para la Casa Blanca los contactos con Venezuela se complican “por las falsas acusaciones de Maduro y otros funcionarios de alto rango de que EEUU ha estado librando una guerra económica contra Venezuela y que tratan de socavar su gestión”, acotó la fuente, quien pidió no revelar su identidad.
“Hemos llamado al diálogo entre todos los actores políticos para hacer frente a los retos de Venezuela. También seguimos pidiendo la liberación de los presos políticos, entre ellos el líder opositor Leopoldo López”, agregó el funcionario, para quien la escalada de violencia política contra detractores al Gobierno es un escollo en los contactos con EEUU.
“Nuestra preocupación es por las acciones para silenciar a opositores, eso lo que ha conducido es a un clima de intimidación, represión y polarización política”, manifestó la fuente.
La diplomacia estadounidense ve como un paso para mejorar las relaciones “que el Gobierno de Venezuela permita a la nueva Asamblea Nacional (AN) ejercer su plena autoridad constitucional” tras hacerse con la mayoría calificada en las elecciones del 6 de diciembre pasado.
“Estamos profundamente preocupados por las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia que limitan la autoridad de la AN recién elegida, porque socava la democracia de Venezuela… por eso hemos seguido pidiendo que se respete la voluntad del pueblo y de la separación de poderes”.
“Continuamos trabajando estrechamente con el Congreso de nuestro país y otros en la región para apoyar un mayor espacio político en Venezuela… Nuestra capacidad soberana de sancionar a los funcionarios que cometieron abusos contra los derechos humanos y socavaron la gobernabilidad es consistente con estos esfuerzos”, refirió el funcionario, quien declinó precisar nombres o cargos a los que se les aplicó medidas.
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